¿Dónde se compraron las bolsas en las que se transportaron los explosivos del 11-M?
Para trasladar la totalidad de los explosivos, desde Asturias a Madrid, tuvieron que realizarse varios viajes. Desde principios del 2004 viajaron varios ciudadanos españoles desde el Principado, desplazándose en autobuses de línea con bolsas provistas de candados con combinación, y a finales de febrero fueron los mismos terroristas quienes subieron hasta Asturias y regresaron con bolsas cargadas de explosivos.
No sabemos a ciencia cierta cuantos viajes se hicieron desde Asturias hasta Madrid para acarrear explosivos y detonadores, antes del último fin de semana de febrero de 2004, es seguro que un mínimo de tres, pero pudieron ser hasta cinco.
Es de suponer que las bolsas de deporte empleadas para los viajes en autobús, y cerradas con candado provisto de combinación, no se tiraron a la basura. No tendría sentido tirar las bolsas y conservar los explosivos al aire libre. Lo más probable es que los cartuchos de dinamita continuasen en su interior (para algo tenía ya cada una su candado con combinación) y luego fueran empleadas para contener en ellas otros tantos artefactos explosivos el día 11 de marzo.
De este modo tendríamos entre tres y cinco bolsas. De ellas se nos habla en el Sumario, de su capacidad, algunas 30 ó 40 kilogramos de peso, y de su marca y color, citando en concreto a una de color azul y negro con dos cremalleras, de la marca Adidas. Incluso que alguna de ellas fue comprada en El Corte Inglés.
Por otra parte, tal y como declaró en su momento una cajera del establecimiento Carrefour de Trasona-Corvera, y aparece en un tique correspondiente al día 28 de febrero del 2004, a las 21.23 horas de ese día, una persona pagó en efectivo una compra por importe de 195,10 euros, en la que estaban, además de seis bolsas de tamaño considerable, como eran las tres mochilas modelo "Teide" de 45 litros de capacidad cada una de ellas y los tres macutos, una serie de productos imprescindibles para una noche en el monte, como eran las tres linternas, ocho pilas LR06 para las linternas, tres latas de sardinas, un pack de cuatro yogures "Bio", una botella de leche semidesnatada "Asturiana" de 1,5 litros, un cuchillo cocinero, una bandeja con 16 palmeritas "Dulcesol", un paquete de magdalenas cuadradas marca Carrefour, dos paquetes de queso de cabra en lonchas y dos pares de guantes.
Las bolsas tenían asas y cremallera corrida de apertura superior, y los macutos cierre con cuerda y bloqueo.
Estas fueron las bolsas en las que se introdujeron los explosivos sustraídos esa madrugada en la mina, y en las cuales se transportaron hasta Madrid.
Y en estas mismas bolsas y macutos se debieron introducir parte de los artefactos utilizados el día 11 de marzo del 2004. Porque sino ¿usted compraría mochilas nuevas para transportar los explosivos cuando ya las tiene?
Sin embargo, la Policía siguió una pista diferente, interrogando al ciudadano chino Shenghua Huang, quien regentaba una tienda en el barrio de Lavapiés, próxima a otro establecimiento de uno de los investigados, y que declaró el 18 de marzo del 2004 que en noviembre del 2003 había comprado a uno de sus proveedores 1200 bolsos de nylon de distintos tamaños, y que los había vendido todos en pequeñas cantidades.
Los policías pretendían con su interrogatorio conocer quién había sido la persona que compró las bolsas que supuestamente luego se utilizaron en los atentados del 11-M. Pero el ciudadano chino se cerró en banda y no aportó dato alguno a la investigación.
Pese a ello, se realizó un informe técnico que determinó que las bolsas vendidas en ese establecimiento no coincidían con la bolsa recuperada procedente de la estación de El Pozo. Por lo tanto esta vía de investigación quedó, momentáneamente, muerta.
Es curioso que no se avanzase por esa vía, ¿o es que no se compró ninguna bolsa en esa tienda?
Realmente no tenía sentido que alguien que pretendía cometer un atentado terrorista del calibre del ocurrido en Madrid la mañana del 11 de marzo del 2004 se dedicase a comprar los recipientes para las bombas en la tienda de enfrente. Vamos, en la tienda de la esquina.
De otra manera podría argumentarse que todo lo hicieron entre vecinos, cuando no entre amigos: compraron las tarjetas en la tienda de Jamal Zougam (discutido y discutible), llevaron los teléfonos a desbloquear a la de Ayman Maussili (llevaron parte del lote, y los llevaron los empleados de Bazar Top no los terroristas), la cinta para la reivindicación aprovecharon otra tienda de teléfonos para comprarla en ella,…
Pero la pregunta que en este punto cabe hacerse es, ¿era necesario comprar bolsas en Madrid?
La respuesta necesita el auxilio de las matemáticas, y podemos enunciarla como si de un problema de esta materia se tratase "si el fin de semana del 28 y 29 de febrero hemos comprado tres macutos y tres mochilas en Asturias para traernos explosivos y, además, tenemos de tres a cinco bolsas traídas por los asturianos en sus distintos viajes a Madrid entre enero y marzo, esto sumaría entre nueve y once bolsas y/o mochilas, con lo cual: ¿Cuántas mochilas o bolsas tendremos que comprar para alcanzar el número trece (número total de mochilas que explotaron y no explotaron el día 11 de marzo)?"
La respuesta es sencilla: de dos a cuatro bolsas. Y habría que comprarlas suponiendo que entre todos los integrantes y colaboradores de la célula terrorista (recuérdese que se detuvo durante la investigación a más de cien personas) no fuesen capaces de encontrar dos ó cuatro bolsas que les sobrasen, cosa extraña cuando todos ellos están continuamente de mudanza y, además, el mismo 8 de marzo muchos de ellos cambiaron de domicilio.
Para completar el cuadro, no olvidemos varias cosas:
a) si utilizaron bolsas o mochilas que ya tenían en sus casas, no tenían que comprar ninguna.
b) distintos testigos manifestaron que la que contenía la bomba que no estalló en la estación de Atocha (y que no pudieron desactivar los Tedax) era una mochila tipo escolar, abierta por la parte superior, y por tanto de un modelo distinto al de la recuperada en IFEMA, con lo cual no sería del modelo vendido por Shenghua Huang.
c) no parece creíble que Shenghua Huang recordase a una persona que le compró una ó dos bolsas de lo más corriente, en una partida de mil doscientos, si es que le compraron alguna.
d) se ha puesto en duda, incluso, la autenticidad de la propia bolsa que contenía el artefacto de la comisaría de Puente de Vallecas, no del artefacto en sí mismo.
En definitiva: las bolsas y mochilas no se compraron en Madrid, se compraron en Asturias. Y las dos ó cuatro restantes procedían del ajuar de los terroristas.
De este modo tendríamos entre nueve y once bolsas y mochilas procedentes de Asturias (las tres, ó hasta cinco, usadas por los asturianos y comprada alguna de ellas en El Corte Inglés, sumadas a las tres mochilas y tres macutos comprados por Jamal en el Carrefour de Trasona-Corvera).
La Guardia Civil realizó un estudio fotográfico de los distintos modelos de bolsas de la marca Adidas que pudiesen encajar con la descrita por uno de los porteadores de explosivos, pero no hemos encontrado ni una sola gestión realizada por los investigadores en Asturias para ofrecer fotografías de los modelos comprados en Carrefour o de las tiendas donde se procuraron las que transportaron los asturianos.